EL ENTORNO
Desde el final de la segunda guerra mundial la estrategia militar occidental, y especialmente la de los Estados Unidos de América (EEUU), se ha basado en la excelencia tecnológica, obtenida a través de sucesivas olas de financiación de la I+D+i militar, que ha dado como resultado sistemas claves que han asegurado la superioridad frente a los adversarios.
La experiencia histórica ha demostrado que la innovación tecnológica, en el ámbito militar, es uno de los elementos clave para lograr la ventaja operacional de las fuerzas armadas, en tanto que permite obtener una superioridad en el enfrentamiento, y también para la libertad de acción de los ejércitos, pues ser propietario de la tecnología permite utilizarla sin limitaciones externas.
Los sistemas de C4ISTAR, los basados en GPS o en tecnologías furtivas, las municiones de precisión, y otros muchos más, han constituido la espina dorsal de la superioridad occidental y son fruto de fortísimas inversiones en I+D+i realizadas en los años 70 del siglo pasado.
Sin embargo, en la actualidad, las tecnologías que sostienen esos sistemas se han convertido en fácilmente accesibles, tanto para estados nacionales como para actores no estatales, erosionando la superioridad militar occidental.
Los EEUU, y a través de su influencia, la OTAN y la UE, se han percatado de la necesidad de efectuar una tercera oleada de innovación tecnológica que permita colocar a sus fuerzas armadas, de nuevo, en una posición de superioridad.
De las diferentes iniciativas que se desarrollan en estos ámbitos, Defense Innovation Initiative (DII), NATO´s S&T network, o la European Synergies & Innovation de la EDA, entre otras, se desprende una idea básica, y que resulta diferente a las dos oleadas anteriores: la innovación militar provendrá de una estrecha conexión entre el mercado y las necesidades de Defensa, entre el talento innovador y las capacidades militares, entre lo disruptivo y los nuevos conceptos operacionales.
Junto a las grandes empresas proveedoras de tecnologías y sistemas, irrumpen con fuerza la innovación no sistémica, las tecnologías disruptivas procedentes de fuentes no tradicionales al sector de Defensa, las originadas por emprendedores y microempresas. Este es el campo de actuación de ARGOS, que desarrolla sus actividades de acuerdo con el marco atlántico y europeo de política común en materia de Defensa y, a nivel nacional, con la Estrategia de Tecnología e Innovación para la Defensa (ETID-2015) y la Estrategia Industrial para la Defensa (EID-2015).